Dentro de este conjunto amurallado de la medina islámica se distinguían dos recintos más o menos diferenciados: la Alcazaba, que ocupaba todo el coronamiento del cerro, y un segundo anillo que, bajando desde la Puerta de la Villa, continuaba hacia el Postigo del Agua y la Puerta de Málaga, para volver a unir con la Torre Blanca.
La torre más importante de todo el recinto es la Torre del Homenaje. Su planta es angular y está considerada como la de mayor anchura de las musulmanas andaluzas, a excepción de la Calahorra de Gibraltar. La torre antequerana se corona con un templete-campanario construido en 1582 para colocar la campana y el reloj de la ciudad.
Al interior se accede por una puerta jalonada de dos grandes fustes de columna lisos y un dintel. Entre las estancias del interior, hay varias de planta rectangular y cubiertas con bóvedas esquifadas.
La Torre Blanca, unida a la anterior por un lienzo de murallas reforzado por dos contrafuertes, sorprende por la perfecta ejecución de su fábrica de sillería. Tiene dos plantas sobre la altura del adarve y sus diferentes estancias se cubren con distintos tipos de bóveda de ladrillo. El interior se ilumina con troneras y ventanas en arco de herradura.
La Torre Torcida, desembarazada en nuestros días de las edificaciones que la ocultaban, era también una torre albarrana cilíndrica a la que le falta el arco de comunicación con la muralla.
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