La Reserva Natural Laguna de Fuente de Piedra es un humedal situado en la comarca de Antequera, más concretamente en el término municipal de Fuente de Piedra, del que toma su nombre. Es la laguna más grande de Andalucía, con 6,5 km de longitud (noreste-suroeste) y 2,5 km de anchura (noroeste-sureste).
Es endorreica y se abastece gracias a las precipitaciones, la escorrentía y las aguas subterráneas. También es muy estacional, alternando largos períodos de encharcamiento con otros de sequía. Abarca 1364 hectáreas de zona protegida, 164 de las cuales conforman la Reserva Natural y albergan la mayor colonia de flamencos rosados (flamenco común) de toda la Península Ibérica y la segunda más importante de Europa. Los flamencos pueden observarse durante el período de nidificación (marzo-julio) junto a muchas otras especies, como la pagaza piconegra, la gaviota reidora y la picofina, el chorlitejo patinegro, la cigüeñuela o la avoceta.
En el período de invernada (noviembre-febrero) se observan grullas, anátidas como el pato cuchara y algunos limícolas. En los períodos de paso migratorio hacen acto de presencia limícolas y rapaces. Los flamencos llegan a Fuente de Piedra para invernar en los últimos días de enero. Incuban un solo huevo y a finales de julio emigran a países africanos como Mauritania, Senegal y Marruecos, particularmente en la desembocadura del Muluya, en la Mar Chica o en el Parque Nacional de Souss-Massa.
Estas aves erráticas y gregarias son muy resistentes a pesar de su apariencia frágil, y tienen una gran capacidad de adaptación. Cuando en la laguna hay poca agua, los flamencos acuden en busca de alimento a las salinas gaditanas o a las marismas del Guadalquivir, que se encuentran a más de 150 kilómetros de distancia.
En esta bella laguna, que presenta forma elíptica, se contabilizan hasta 160 tipos diferentes de aves, así como algunas otras especies animales que también la utilizan para su invernada.
En 1983, la laguna fue declarada sitio Ramsar, y en 1988, Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
Las aguas salinas de la laguna permiten el desarrollo a su vez de una vegetación halófila como el carrizo, el junco y la caña, unidos al matorral mediterráneo.